Aunque existen tradiciones artesanales en todo el mundo, puede que no haya ningún país que sobrepase a Japón en el gran número y experticia en disciplinas a nivel maestro. Estas son expresiones verdaderamente enrarecidas del espíritu humano que han sido refinadas durante muchos años.
He optado por entrevistar a personas involucradas en cuatro oficios de la ilustre comunidad artesanal de Hiroshima: cerámica, fabricación de brochas y pinceles, artesanía de hojas de metal y fabricación de troqueles de herramientas maestras. Cada una de estas personas ejemplifica un compromiso fervoroso con la artesanía mediante el ensayo – error. Examinemos sus productos, veamos sus enfoques contrastantes de formación y escuchemos sus pensamientos sobre la continuación de su oficio en el futuro.
Escucho un cordial “¡Bienvenido a Rekiseisha!” mientras entro en la empresa central de Hiroshima que, durante el siglo pasado, ha estado creando deslumbrantes obras en papel cubiertas por hojas metálicas. Teniendo sus inicios como comerciante de espadas hace 400 años, Rekiseisha entró en el refinado mundo artesanal japonés cuando las espadas se volvieron ilegales en 1876.
En Kumano, ciudad dedicada a la fabricación de brochas y pinceles, en la prefectura de Hiroshima, 2.000 personas producen el 80 por ciento de los pinceles japoneses utilizados para pintar con tinta, para la caligrafía y los cosméticos. Trabajando en casa o en pequeñas tiendas, estos artesanos fabrican cientos de tipos de brochas y pinceles que van desde unos pocos dólares hasta 5.000 dólares.
Mi primera parada en Kumano es Houkodou. Tomoko Ihara, el presidente de la empresa que cuenta con 116 años de antigüedad, asegura que su padre era ingeniero de Mazda antes de entrar en el negocio familiar. “Sentía el mismo espíritu de artesanía trabajando tanto con automóviles como con las brochas y pinceles”.
“A través de mucho ensayo y error”, explica el director creativo Kazuyuki Kanetsuki, “desarrollamos hojas de latón resistentes a la decoloración como sustituto del oro y un proceso para fijar la hoja al papel”. Esto redujo los costos a la vez que amplió el mercado. En la actualidad, Rekiseisha produce diez tipos de papel foliar, incluidos el oro, platino, latón y peltre, en unos 1.300 diseños, y sus productos se buscan para usos como revestimientos de paredes interiores a gran y pequeña escala.
“Toma unos diez años convertirse en un maestro de la hoja de metal, una que pueda discernir niveles sutiles de calidad”. KAZUYUKI KANETSUKI. Kanetsuki,
hijo de un artesano de Rekiseisha, llegó acá atraído por la pasión de su padre hacia su trabajo. “Naturalmente, quería trabajar en Rekiseisha. Crecí viendo hojas decorativas en casa y me inspiré en mi padre, que estaba tan feliz y satisfecho con su trabajo aquí”.
Kanetsuki ascendió a su puesto después de seis años de formación y experiencia laboral, y explica cómo la formación en el trabajo permite a los empleados especializarse en uno de los tres departamentos: aplicación de hojas, aplicación de adhesivos y recubrimientos o acabado de productos. La verdadera maestría toma entre 18 meses y diez años, y Kanetsuki me dice que este sistema de entrenamiento es algo que “esperan transmitir a las generaciones venideras”.